martes, 30 de septiembre de 2008

José Zacarías Tallet, autor del poema La rumba



La Rumba

¡Zumba, mamá, la rumba y tambó!
¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó!

¡Zumba, mamá, la rumba y tambó!
¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó!

¡Cómo baila la rumba la negra Tomasa!
¡Cómo baila la rumba José Encarnación!

Ella mueve una pierna, ella mueve la otra,
él se estira, se encoge, dispara la grupa,
el vientre dispara, se agacha, camina,
sobre el uno y el otro talón.

¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui!
¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui!

Las ancas potentes de niña Tomasa
en torno de un eje invisible,
como un reguilete rotan con furor,
desafiando con rítmico, lúbrico disloque,
el salaz ataque de Ché Encarnación:
muñeco de cuerda que, rígido el cuerpo,
hacia atrás el busto, en arco hacia?lante
abdomen, piernas y brazos encogidos
a saltos iguales de la inquieta grupa
va en persecución.

Cambia e?paso, Cheché; cambia e?paso, Cheché.
Cambia e?paso, Cheché; cambia e?paso, Cheché.

La negra Tomasa, con lascivo gesto,
hurta la cadera, alza la cabeza,
y en alto los brazos, enlaza las manos,
en ellas reposa la ebónica nuca
y, procaz, ofrece sus senos rotundos,
que, oscilando, de diestra a siniestra,
encandilan a Chepe Chacón.

¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui!
¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui!

Frenético el negro se lanza al asalto
y, el pañuelo de seda en sus manos,
se dispone a marcar a la negra Tomasa,
que lo reta, insolente, con un buen vacunao.
?¡Ahora!?, lanzando con rabia el fuetazo,
aúlla el moreno. (Los ojos son ascuas, le falta la voz
y hay un diablo en el cuerpo de Ché Encarnación).
La negra Tomasa esquiva el castigo
y en tono de burla lanza un insultante
y estridente ?¡No!?
y, valiente se vuelve y menea la grupa
ante el derrotado José Encarnación.

¡Zumba, mamá, la rumba y tambó!
¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó!

Repican los palos,
suena la maraca,
zumba la botija
se rompe el bongó.

Y las cabezas son dos cocos secos
en que alguno con yeso escribera,
arriba, una diéresis, abajo un guión.
Y los dos cuerpos de los dos negros
son dos espejos de sudor.

Repican las claves,
suena la botija,
se rompe el bongó.

¡Chaqui, chaqui, chaqui, chariqui!
¡Chaqui, chaqui, chaqui, chariqui!

Llega el paroxismo, tiemblan los danzantes
y el bembé le baja a Chepe Cachón;
y el bongó se rompe al volverse loco,
a niña Tomasa le baja el changó.

¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan!
¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan!

Al suelo se viene la niña Tomasa,
al suelo se viene José Encarnación;
y allí se revuelcan con mil contorsiones,
se les sube el santo, se rompió el bongó.
¡Se acabó la rumba, con-con-co-mabó!
¡Pa-ca, pa-ca, pa-ca, pa-ca, pa-ca!
¡Pam! ¡Pam! ¡Pam!


José Zacarías Tallet (Matanzas, 18 de octubre de 1893-La Habana, 21 de diciembre de 1989) destacado intelectual y revolucionario cubano al que debemos uno de los primeros textos de la poesía negra, “La rumba”, escrito en 1928.

Poeta, cronista, periodista y defensor a ultranza del idioma español, dejó una huella profunda en la cultura cubana.

Como periodista trabajó para el periódico El Mundo (1927-1933), se desempeñó redactor de la revista Baraguá (1937) y miembro del consejo de dirección de la Revista Avance entre 1927 y 1928.

Su obra poética comenzó a figurar en antologías en 1926, pero no fue hasta 1951 que la vio reunida en un libro, La semilla estéril.

Del periodismo se retiró en 1968, pero colaboró de forma activa en la revista Bohemia en la sección Gazapos, que aparece recopilada en un libro que concentra mi atención por estos días Hablemos de Gazapos y Gazapitos.

Como revolucionario participó en La Protesta de los Trece, encabezada por Rubén Martínez Villena, en La Liga Antiimperialista y en el Movimiento de Veteranos y Patriotas.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Fula y otros cubanismos

Los cubanos muy creativos con el lenguaje, organismo vivo, en desarrollo. Algunos vocablos engendrados por la mente ingeniosa y feraz del pueblo tienen una aparición que podría considerarse feliz, nos gusten o no. Lo cierto es que llegaron para quedarse

Ese es el caso de fula, forma simplificada de fulastre para referirse a la persona de mal carácter, pesada y no precisamente por el exceso de grasa corporal.

Ambos términos son recogidos por la Real Academia de la Lengua Española como cubanismos. La que limpia, fija y da esplendor registra que en la isla esa voz se utiliza para llamar al dólar estadounidense, y en forma despectiva a la persona en que no se puede confiar.

Como el dólar norteamericano dejó de circular en Cuba, esa palabra designa al CUC, moneda cubana convertible o chavito, voz que, creo, cede cada vez más ante fula.

También fula es una etnia africana de Nígeria, Níger, Guinea Conakry, Guinea Bissau y otros países del continente negro.

Al igual que los mandigas, congos y karabalíes, yorubas y ararás, los fulas fueron arrancados de su tierra y vendidos en la isla y otros países de Latinoamérica, donde dejaron su huella cultural.

Otras palabras que no recoge la RAE, pero que son populares entre los cubanos, principalmente entre los de un nivel cultural medio o bajo, aunque no es raro escucharlas en labios de algunos universitarios, es gao sinonimia populachera de casa.

“Ir pa´ la pincha” entre los de aquí es marcharse al trabajo, y pincho es la persona con altos cargos en el gobierno o las fuerzas armadas.

Un tipo “maceta”, es aquel con mucho dinero producto del negocio, cubanismo que recoge la RAE, aunque esa palabra también tiene otros muchos significados.

Entre los cubanos- y venezolanos según la Real Academia de la Lengua- se ha generalizado obstinación como sinónimo de hastío y aburrimiento.

Los vocablos de nueva creación abundan en la mayor de las Antillas, algunos vienen a enriquecer el lenguaje, otros como gao y acere, no son de mi gusto, pero ahí están y ya forman parte del español que se habla en Cuba.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Nuestra ceguera blanca

Navegaba por Internet cuando descubrí en una revista electrónica cubana llamada Esquife un ensayo publicado en marzo del 2006, se titula Nuestra Ceguera Blanca. El problema del racismo en la conciencia social de los cubanos de cualquier raza esta tratado con objetividad y cierta pincelada de humor. Léanlo y disfrútenlo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Marginalidad

Cuando se habla de marginalidad, las personas generalmente asocian esa palabra con la "negrá del solar", que usa dientes de oro, se compra ropas caras en la Shopping, ponen la música a todo volumen y la casa se les viene encima por falta de atención.

Tampoco esas personas pertenecen a ninguna organización política o de masas, o en muchos casos, si están integrados, lo hacen para que el jefe de sector no les haga la vida un yogurt y seguir en sus cosas, en la lucha...

Cierto, esos son marginales, en parte, por una cultura heredada, la del solar y la pobreza, que por inexplicable que parezca se enraíza, pasa de una generación a otra.

Pero el fenómeno de la marginalidad resulta mucho más complejo, va más allá de la negrada. También está el que está comprometido con alguna organización y sin embargo, pertenece a ella porque le conviene o aquel que ha alcanzado holgura económica y mira al resto del mundo por encima del hombro. Ese también es un marginal.