Primera parte del Artículo de la Psicóloga Norma Guillard, tomado del Blog Negra Cubana tenía que ser
La mujer negra. Su representación gráfica y los estereotipos en la publicidad. (Parte I)
Para hablar de este tema comencemos por hacernos una gran pregunta...
¿Qué ha estado pasando en el imaginario popular con relación a la raza negra en Cuba?
Queriendo ser más específica preguntémonos: ¿ Por qué el negro representa el arquetipo de los valores inferiores?
¿ Qué lugar le toca entonces a la mujer negra?
Y entonces para ser aún más precisa , comencé por preguntarle a mis amigas y amigos de cualquier edad, nivel escolar, sexo, raza e identificación sexual, a publicistas o no publicistas...en general creativos... ¿donde y cómo recuerdan haber visto la representación gráfica de la mujer negra en los medios publicitarios?
Sus respuestas fueron para mí el punto de partida de estas reflexiones... Y llegué a una primera conclusión; se imponía una necesidad evidente: Es ya hora de cambios en la representación de la mujer negra; es hora de transformaciones.
IMAGINARIO POPULAR CON RELACIÓN A LA RAZA NEGRA EN CUBA
Para comprender lo que ha estado pasando psicológicamente con la representación y el tratamiento del tema de las personas de piel negra es ineludible remontarse a su historia.
La trata de esclavos en Africa entre 1450 al 1850 fue lo que provocó el aislamiento y la parálisis al desarrollo de ese continente. Al hacer un balance muy general, encontramos que este comercio de esclavos causó un daño fundamental sobre todo a partir del 1650. Era como si fuera esta etapa la de producción del “monocultivo de seres humanos. Se exportaba su mejor producto, su mejor capital; la mano de obra. Esa trata continuó, como todos sabemos, hasta mediado del siglo XIX. Durante cuatro siglos los europeos no cesaron de desangrar, desbaratar y empobrecer al continente africano, acabando con sus culturas originales.
Los negros traídos a nuestro continente en contra de su voluntad, siempre vivieron con rabia impotente, agredidos y maltratados. Ellos fueron forzados a dejar todo; su vida, su familia, sus tierras y hasta sus costumbres tribales y creencias religiosas. Como si fuera poco, se les trató como bestias, amontonados como animales, imponiéndoles una forma de vida totalmente inhumana. Los más rebeldes, los que lograban mantener un mínimo de autoestima y de inconformidad, los que se negaban a aceptar lo que a la fuerza se les imponía, vivían con un sentimiento constante de ansia de fuga, de emancipación, de transformación. Los negros esclavos se vieron obligados a inhibir sus sentimientos y deseos más elementales, lo que los hizo vivir en constante disimulo y fue uno de los factores importantes de aculturación. Debatiéndose siempre entre el terror y la fuerza, con el temor del oprimido y con el continuo terror del opresor sobre sus cabezas.
Sufrieron así el trance doloroso de la transculturación, en términos del estudioso Don Fernando Ortiz.
Puede afirmarse, como lo utiliza el estudioso Fernando Martínez en su artículo, que “las razas son construcciones sociales que identifican o marcan a grupos humanos con respecto a otros grupos en dependencia de las relaciones que se establezcan entre sí. Los opresores y los oprimidos. Son
construcciones elaboradas en un medio específico, históricamente determinables, en nexos íntimos con las relaciones sociales, las clases y las acumulaciones culturales de dicha sociedad.
”Refiriéndonos a Cuba, la forma en que se fueron construyendo estas relaciones raciales y sus efectos imputaron de forma importante la vida de las personas, definiendo los roles sociales durante períodos históricos y aun hoy se viven sus consecuencias. Ni siquiera el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 ha logrado aún que la asimilación de la memoria histórica se asuma y se establezca un nuevo punto de partida para el mejoramiento y entendimiento de las relaciones entre las razas que conforman nuestra nacionalidad.
Cuando Víctor Fowler, econocido investigador refiere que la sociedad cubana del siglo XIX fundó su desarrollo en el de la institución esclavista, donde el negro aparece humillado, lo cual es visto como algo natural y lleno de conflicto en la dualidad que subyace en la raíz de la nación cubana, muestra como nuestra identidad está partida entre sus dos herencias contrapuestas, africana e hispánica, reafirmándose así las condiciones de formación de una personalidad en conflicto.
El negro sufrido desde su cuna, maltratado desde su clase y agredido desde su origen social y cultural, lleno de dramas y contradicciones no puede mostrar otra reacción que no sea rebeldía e impotencia casi por idiosincrasia. Para dominarlos fue necesario también que se construyera el racismo antinegro.
Vale recordar que en el año 1844 hubo una brutal ola represiva (año del cuero), motivada por el miedo de los opresores a las respuestas de rebeldía del sector negro y mestizo y de esclavos que mostraron una vez más el dejar de ser mansos y se organizaron para transformar su vida, donde se destaca una mujer negra, Fermina Lucumí, lo que demostró la participación de la mujer negra en el movimiento social, además de que ambos sexos dejaban de ser mansos.
Muchos negros criollos libres buscaron otras formas de lograr su emancipación y el respeto a su raza mediante el trabajo y el estudio. Así, un algunos obtuvieron niveles profesionales, incluso hubo casos educados cuidadosamente en París y Madrid. Entre ellos surgieron notables poetas y escritores. Pero contra esta clase de emancipación, también se emprendieron nuevas formas de represión: la Conspiración de la Escalera se recordará por siempre como la fórmula encontrada para asesinar cobardemente a personalidades negras que en cualquier lugar del mundo hubieran merecido respeto. Otro camino se cerraba con resultados traumáticos para la población negra de nuestro país.
Son muchos e inevitables los episodios que se han vivido como consecuencia de tantos siglos de esclavitud y por mucho que se hace todo resulta poco por la profundidad del trauma vivido en la sociedad cubana. Podemos recordar episodios en diversas etapas pero con mucha fuerza viene a mi mente el dolor de otra represión brutal contra los integrantes del partido Independientes de color que solo buscaban un poco de justicia y reconocimiento con relación al esfuerzo y papel que jugaron en las revoluciones radicales del 1868 – 78 y 1995 -98.
Estos hechos como muchos otros, podían haber servido como memoria histórica para dar una buena imagen de la lucha del negro por su mejoramiento y aprovecharlos para desarrollar el orgullo e identidad del negro cubano, lo cual hubiera servido para vernos y que nos vieran desde una perspectiva mas desprejuiciada. Pero estos elementos de nuestra historia no han sido suficientemente divulgados.
En este proceso de socialización y desarrollo de nuestra identidad, a pesar del aporte que en todas las guerras dieron los negros y en su rebeldía a la asimilación de una cultura que no era la propia, la fuerza del opresor siempre pudo más y se desarrollaron fuertemente los prejuicios y estereotipos con relación a la raza negra. Tal y como lo confirma en su libro sobre representación social la psicóloga Sandra Morales ha habido también gran influencia de las condiciones económicas e históricos – sociales moldeando el pensamiento social de los grupos en diferentes etapas vividas por éstos.
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